jueves, 27 de septiembre de 2007

mi sopa


Muy tranquila fue a abrir un paquete de caldos de gallina y vio el cartelito que decía PRESIONE AQUÍ . Presionaba y presionaba pero nada pasaba, y ya estaba a punto de volverse loca mientras las gotas de sudor le bajaban ya por la frente cuando presionó fuerte y un gran mounstruo salió y la tragó entera, para después volver a escupirla y decirle seriamente que no haga todo lo que le dicen.
Ahí comenzó la moralaja andante. Cercaba, gritaba, engullía y vomitaba gente por todo el país.
Primero fueron los calditos y la gente comenzó a dejar de tomarcomer sopa. Luego los paquetes de fideos, la polenta, las latas de atun, harina leudante, saquitos de te, todo de todo. La gente dejó de consumir y, uno por uno, las empresas de alimentos fueron perdiendo.
Nadie entendía nada. era el gobierno? no tenía sentido, el lema era otro...
Eran los mercados de comida naturista? cuando los carteles de TIRE y EMPUJE comenzaron a morderles las manos a los que los usaban, se les escaparon todas las ideas.
Las canillas de frío y caliente colpeaban a la gente, los carteles de prohibido estacionar se clababan en las paredes, las señales de silencio gritaban todo tipo de barbaridades y hasta las etiquetas de CORTE AQUI arrancaban pedazos de ropa por todos lados.
Era todo un gran pandemonium, una ecatombe. La gente se quedaba quita, inmovilizada por el miedo de hacer algo que les costara las vidas, o el orden...
La gente se reunió en la plazas, en las calles, en los bosques, en todos los lugares que no tuvieran nada escrito, nada dibujado, nada de nada.
Caminaban despacio, con cautela, ni las hojas crujían bajo sus pies.
Todos callados, cuidadosamente lejos del vecino.
Hasta que corriendo por la multitud apareció de nuevo ella, la de los calditos, la primera. Corria con cascabeles en las manos y los pies, la cara pintarrajeada de colores selváticos, la ropa mal puesta y una graaan rocola.
Era verano pero nadie quería admitirlo desde que los protectores solares comezaron a comerse a pedazos la piel de las personas.
Ella tenía protector solar en el pelo y en la mano, un paquete de calditos.
Presione aqui decía, presione aquí. Miren lo que hago con el paquete. Y acto seguido agarró un cuchillo y lo apuñaló, abriéndolo por donde tuvo ganas y haciendo una sopa gigante riquísima para todos.
Ah eso si, la gente entendió y ahora las puertas se abren para arriba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

y camina por las paredes (muy a menudo)