miércoles, 21 de noviembre de 2007

Phileas habla por primera vez

-¿Sabés lo que es esto? son papeles, papeles viejos y sucios que no sirven para escribir ideas. Esto no vale nada para mi, porque así lo veo yo. Si vos crees que esto vale dos pesos, entonces los vale. Si para ustedes esto queda lindo pegado en la pared, entonces queda lindo.
-pero... señor Phileas...
-¿sabés quien era Phileas Fogg?
Las personas se quedaron calladas, nerviosas por el arranque que haía tenido el señor Phileas. Uno, al final, contestó.
- Era un personaje de Julio Verne, el que quería dar la vuelta al mundo en 80 días...
- Y dio la vuelta, en 80 días.¿Sabén qué era? un soñador, Phileas se propuso algo y lo logró, por dificil que era.
- Pero... eso es ficción.
-Ficción? Mirá, en lo que a mi concierne, Jesús es un personaje de ficción. Pero, ¿importa? miren lo que logró la simple imagen, ¿o él no tiene una cruz en el pecho? qué pasa si yo digo que Phileas existió, y que era un profeta de los objetivos cumplidos? algunos ni me escucharán, , otros me declararán loco, alguien tal vez lo investigue... lo mejor que me puede pasar es que me escriban un "Código Phileas Fogg". Para vos él es ficción? Para mi es tan real como vos y yo. Y vos crees en esos papelitos? yo no soy nadie para quemarlos, pero puedo no aceptarlos y exponer mis teorías, que no cuesta nada... y el que no esté de acuerdo, que arroje la primera piedra!
Dicho esto, rió sinceramente...¡qué buen orador era Phileas! Los hombres y mujeres quedaron totalmente desconcertados, sin saber quien los había golpeado.
Reron tambien. No era le mejor forma, pero por algo se empieza.

jueves, 15 de noviembre de 2007

eduardo:

nunca jamás cruzamos más palabras que aquellas escritas por los dedos de mi bienamada mejor amiga.
pero hoy, en esta nohe, tengo la intención de decirle a usted, con todo respeto, que hasta el título del fotolog le queda corto (the pretender). Nunca en mi vida había leido a alguien escribir lineas tan vacías, de esas que se borran sin siquiera echarles agua, ni exclamar palabras tan falsas, ni hablar de la coherencia con usted mismo y el medio.
Siempre admiré a la gente que, a pesar de sus problemas, puede apoyarse en un hombro ajeno. Por otro lado, no hay en el mundo cosa más lastimera que aquellos que juegan a victimizarse, por el solo hecho de que sus acciones no se sustentan por si mismas.
Sin más, y ya de forma directa, te voy a decir que releas tu vida, con cuidado y detención, y te fijes bien en lo vacio de tus comentarios, en como dejás colgando cada frase y no sos capaz, ni por un momento, de pedir perdón por un daño irreparable a una persona que no solo no se lo merece, sino que es tan noble de no estarte puteando en este momento.
Vos y tu autolástima me dan asco, y no voy a permitir, por poco lugar que tenga yo en este asunto, que lastime a mi mejor amiga, a la chica más importante de mi vida, por el solo hecho de ser un inmaduro y no afrontar tu propia realidad.
Salvando el hecho de que no te conozco, me despido sin más y cordialmente,
LSD

lunes, 12 de noviembre de 2007

El payaso

El payaso pasó todo el día aliviando dolores. Él salva vidas, y no metafóricamente, es médico, un payamédico.
Durante horas y horas se paseó junto a las camas, junto a tu cama, junto a mi cama, con su sonrisa más que pintada y su estetosflorio, teniendo fe en que mañana todo podría mejorar.
El payaso recorre los pasillos de colores, reparte esperanza a los menos afortunados y, como bonus, él mismo se rellena el alma un poco.
No descansa un segundo, porque descansar lo hace menos feliz, menos completo, menos persona. Todos lo admiran, todos lo aman. Estudió tantas cosas horribles y, aun así, puede reirse de la vida.
El payaso termina su turno y se retira a descansar, para poder seguir sonriendo mañana.
Mientras camina, el Sol reemplaza la luz del hospital, su piel siente el aire de afuera, su nariz se vuelve normal y su ropa coincide con la de muchos otros. De a poco, se le va colando la realidad por abajo de las uñas.
Camina arrastrando los pies, mirando para abajo. Ya no es más un payaso, ni siquiera un médico, es otro tipo gris que viene a colmar las filas de los transeúntes.
Ya no le quedan más recuerdos de los chios que visitó, de las sonrisas que repartió, solo el frió tacto de los botones de un asensor viejo en los dedos olvidados.
En el departamento marrón, el payaso ya no puede esbozar ninguna sonrisa. Su ropa gris le pesa demasiado, y más le pesan los años de realidad sobre los hombros.
Despacio va al baño, agarra frasquitos y otras de su profesión, para ir a sentarse tranquilo a su sillón.
Mirando por la ventana, una única lágrima le borra lo último de payaso que le quedaba en la piel, i se inyecta cosas, cosas de médicos, no de payaso pero que, en una de esas, lo hace sonreír una vez de verdad, y para la eternidad.

jueves, 8 de noviembre de 2007

a

a
ante
bajo
cabe
con
contra
de
desde
en
entre
dos
las
cosas
son
más.
más simples
más complejas
más más.
son dos
dos no
es uno
dos es
dos.
puede ser
más cómodo
más incómodo,
pero es
dos
y hay
que acostumbrarse.
no son
una sola
persona
pero uno
solo no
es nada
porque son
dos
si se
quiere ser
dos
se es dos
si se
quiere ser
tres, lo
lamento, son
dos.
si dos
se separa
queda el
rastro de
dos
si dos
grita el
esco es
dos
si uno
se enferma
lo cuida
dos
pero nunca
se sabe
cual es
uno y
cual es
dos.
una puede
volverse loca,
eso si
las lágrimas
las risas,
las risas
siempre son
dos.

.

Estoy necesitando un poco de ruta, mi lapicera estaba seca, seca de tanto dormir. Necesito el frenesí de terminar un libro, sentirme enigmática porque tengo la mente en blanco y pienso, porque fijo la vista en un punto y no la puedo quitar. Sería capaz de causarme dolor, dolor del real, del que está en mi mente, con tal de pensar algo que se desvanesca al llegar al papel. Prefiero sentir impotencia porque la lapicera está seca. La seca es ella por lo menos.

Sentir que el reloj suena sólo para mi, que soy la mejor en lo que hago. No tener vergüenza de mostrarlo, quiero ser un cubo grande, ser ego sin reparos. Me desmantelo si me pierden y si me encuentran también, soy un puñado de lágrimas y un nudo si me quieren leer. Necesito el ego que hace falta para brillar.Quiero ya un tambor y poesías de monosílabos para recitar.Quiero que todo sea terrible quiero quererme suicidar. Quiero todo lo que me haga despertar y dejar de escribir esta porquería de tarada incomprendida que juega a ser especial.

A veces no se si juego a ser normal o mi juego es parecer especial.

vos

quiero que me mires y no entenderte, que me traspases la cabeza con los ojos y no poderte sostener, que me escrutes lentamente y te desalientes, decepcionarte.
Y quiero que no me hables, como siempre, y que con vos, con nosotros, lo normal siempre sea eso, incomodidad, silencio y miradas.
Quiero que no me hables, que no me abraces, no entender nada de lo que me dirigís. Que me sangren las encías de tanto apretar los dientes por haberme arrepentido de no poderte ni mirar,
ni hablar,
ni sonreír.
Y quiero poder hablar con todos, si, con todos. De cualquier cosa, del clima, de la montaña, de lo rico que está el guiso, menos con vos. Y que vos estés igual y me duela, me duela con todo y más, y sigan las miradas directas. Quiero hablarte con los ojos y que no me entiendas, y que yo no te entienda, y que la boca diga algo que los ojos no conciben, que la gente nos crea amigos alejados, o ni eso, simples compañeros.
Y que todo lo que vivimos se borre, y lo cerca que estábamos se aleje, que todos los secretos que compartimos sigan siendo secretos, no por guardados sino por ignorados.
Y que os con tu gente sigas en el mismo ritmo, ritmo hipócrita, y que yo siga contestando "no, nada que ver" a todo, y me calle para casi todos y se me pudra la boca de no hablarte, y se me rompa e cuello de tanto estirarlo para verte,
para vernos,
y no entendernos,
pero para verte y devolverte esa mirada que no te pude devolver, a la madrugada, y que me sangra en la retina.
Y quiero charlar con tus anteamantes como si fuéramos amigas de toda la vida, y sonreír y tomar, y bailar y saltar, para poder salir y que nos ignoremos, o charlemos timidamente dos palabras, que sean como mil, todas juntas y sin pausa.
Y seguir con las miradas sulfurosas que no entiendo,
que nunca voy a entender
porque nunca te voy a preguntar
porque nunca me vas a preguntar
pero quiero seguir así, muerta y caminando
porque prefiero morirme por los ojos
que no estar más cerca tuyo
aunque sea así
lo más lejos y podrido que se pueda estar.