lunes, 7 de enero de 2008

Camioneta

Asiento. Papá enciende la camioneta. Vista fija, se subió a la camioneta y se quedó inmóvil, el cuello doblado y la vista fija en un lugar perdido. Padre encendió entonces la camioneta y se estremeció por la fuerza del motor, motor tractor de la camioneta tractor. La mente estaba fija pero la mente vagaba, pasado mañana...
Padre apretó en embriague y puso reversa. El motor hacía ruido, tuc-tuc-tuc-tuc-tuc y el ruido no la dejaba pensar, y eso era bueno y era malo.
Papá pisó el acelerador y retrocedió lentamente. Era bueno tirando a malo. No podía pensar, no podía cambiar la vista o escuchar, no podía nada.
Pasaron por la tranquera y padre comenzó a doblar. Era malo. El ruido la desquisiaba ya, tuc-tuc-tuc-tuc-tuc. Era insoportable, insufrible, le perforaba el tímpano y hasta le afectaba el equilibrio, no podía más.
Padre frenó y puso primera, ya habían salido. El ruido llegaba a los ojos, ya no podía pensar ni en pensar. No paraba
Tuc-tuc
tuc
tuc
tuccc
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