sábado, 5 de abril de 2008

Diarios de ciudad

Caminar por Triunvirato y Monroe sin auriculares puede tener sus peligros. Por ejemplo, puede una ir caminando, dispuesta a cruzar la avenida, cuando un colectivo repleto de gentese decide a soltar sus gases tóxicos en la calle, creando una nuve que no sólo nublará su vista, sino que llegará a tomar una consistencia esponjosa en un principio, para ingrsar por sus orificios nasale. Al ver que estos pueden ser cubiertos con simplicidad, la nube optará por los oidos de aquellos inocentes que no disfrazan el ruido de la ciudad con su tema favorito. La sensación será, creanme, poco satisfactoria, pero será aun peor al volverse maciza la humareda, dando lugar a dos grendes tapones que podran quedarse en las orejas o caerse por su propio peso. Ninguna de estas opciones es mejor que la otra, y creanme que este consejo está basado en una historia real.
26 de marzo de 2008

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tan cerca y tan lejos estas! al menos verte solo una vez!

Anónimo dijo...

Lucía perdí mi contraseña de Blog y te quiero mucho y que buen escrito, Lucía.