Había estado charlando un buen rato, como hacía mucho no charlaban. Charlaban de esa chica que él tanto quería, de lo que era, lo que es y lo que podía llegar a ser. Trataron el tema por arriba y por abajo, frenados de vez en cuando por alguno que venía a escucharlos, alguno y entre elos él, con su sombra negra que venía a perturbar la paz y revolver el estómago.
Le contó mucjas cosas, reales e imaginarias, le dijo lo que esperaba para el futuro lejos que les esperaba, le contó todo y le agradeció, pues su punto de vista de mujer era distinto al de los chicos.
Al final y de sopetón llego el tan temido "ahora vos contame algo". Se le infló algo en la panza, pero no se pudo desinflar coando le respondió "no se que te puedo contar...qué se yo". Era una mentira tan obvia, sobre todo para él que no sospechaba, sabía. "ya sé que me podés conta" le dijo cómplice pobre, sin darse cuenta de la herida que estaba abriendo. Se apartaron más, porque esto si era un secreto, y de los mejor guardados.
La sombra aparecía a cada rato, en versiones peores porque ahora parecía que lo estaban invocando. hablaron un poco del tema, de como ella exageraba, de las cosas que pasaban y ´de las que no iban a pasar.
Pero en eso apareció la sombra y se hizo escuchar. Quería saber de inmediato de qué estaban hablando. "Hablamos de vos" le contestó ella, y para qué. Se empecinó en decir que no era verdad, que si no le querían decir que no le dijeran, pero que no le mintieran así.
"hablamos de vos porque estoy enamorada". Le clavó los ojos hasta la nuca, y primero se le transformó el semblante, pero luego siguió despotricando sobre aquellas mentiras que si son verdad. Y ella no aguantó más y se fue corriendo al baño, a clavarse ese alfilercito de gancho en la garganta, a ver si de vez en cuando se podía callar.
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