martes, 25 de septiembre de 2007

politica de domingo


Cena de Domingo por la noche, siempre igual. Las peores horas de la semana, todas juntas en una sola noche de fatiga y ganas de morir profundas y pronunciadas.
Esa noche, aunque de elecciones, era exactamente igual a todas las demás. Todo el día queriendo hacer algo, algo distinto, pero al final no se animaba, a ver si todavía el tiempo no le daba y le jugaba una mala pasada por esa hibridez deforme de tener un día de fin de semana y una noche semanal.
Sentados, uno en cada punta, comiendo y escuchando el sonido del reloj-corazón delator que les gritaba que estaban comiendo a las 8. Si, a las 8, gente grande comiendo a las 8 un fin de semana, o día de semana, pero a las 8.
Los cubiertos no rechinaban contra el plato porque era de plástico, plástico blanco con flores. Bebían vino de caja en vasos marrones de vidrio opaco.
Comer y no charlar, esa era la rutina. Pero ese día se sabrían los resultados de las elecciones, eso daba de qué hablar. Pero no, en la mesa no se habla, en la casa no se habla, desde el anillo, la iglesia, los chicos, no se habla.
Vivían muy cerca del acto triunfal, por las ventanas se filtraban los vitores del ganador.
Estela comía de a pedacitos chiquitos y se imaginaba 48 formas de aniquilar a su marido, pero como había perfeccionado tanto la técnica necesito, esta vez, pensar 20 formas con la derecha, 20 con la izquierda y 8 libres, para hacerlo más entretenido, digo.
El discurso rozaba las cortinas de tela plástica.
"y estoy muy agradecido por esta segunda oportunidad que..."
Y clara siguió un poco más, hasta llegar a la número 60, y fue por lo que decidió levantarse rápido y clavarle un tenedor cerca de la epiglotis y otro en la yugular. Era básico, tan simple que daba gusto.
"y yo y mis compañeros les..."
Qué bueno era volver a lo básico, reconfortante.
"porque nosotros sabemos lo que el pueblo necesita"
Y él se merecía lo básico, nada más. Esa camisa mediocre de cuadritos, abultada a la altura de la panza y manchada con agua y nosequé, con sus botones horrendo y un cartoncito en el bolsillo. Y no olvidemos el peinado, tan sucio y desproloji, grasoso y duro el pelo.
"nosotros queremos gobernar como lo que somos todos, gente honesta"
Tan miserable había sido su vida con él, tan aburrida e insulsa. Planear matarlo era la diversión mas sana y dulce de todas. Podía permitirse comer con una sonrisa de vez en cuando, esa comida barata, que no había problema, él ni se daba cuenta.
De nada.
De nada.
"porque nosotros sabemos que el pueblo es gente buena"
Y la educación insuficiente que le había dado a sus hijos.
"gente altruista"
Y cómo trataba a sus hermanos
"gente emprendedora"
Y sus inexistentes ganas de superarse
"en fin, gente de bien"
Y encima lo quería.
"vamos a trabajar todos juntos"
Y el tenedor en la epiglotis, y el cuchillo en la yugular.
"para un futuro mejor"
Para un futuro mejor, así nomás, sin mucho esfuerzo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Era dulce y perfecta, mas las muertes son dos.
Tiene coraje... se le ve en la frente, o es sudor?