miércoles, 3 de septiembre de 2008

Sol

Se levantó y dejó la casa con el Sol ya en medio del cielo, mirando. Caminó todo lo rápido que pudo, primero ligero y luego fue alivianando el paso, no por comodidad, mucho menos por relajación, era el Sol ahí arriva lo que le frenaba los pies con cada paso, como pesas en los pies. Ya avanzadas la cuadras, le ardía la piel como si estuviesen clavandole algo, debajo de la ropa, debajo de la dermis. Antes de darse cuenta, ya se había detenido. Estaba frente al parque y el Sol la agredía de frente como sie stuviese debajo del mismisimo agujero de la capa de ozono. La escupía con fuerza, para aplastarla contra el piso de cemento, a toda costa contra el material caliente, hirviendo como lava, como un pedazo Sol. Logró desviarse al pasto, pero aun así cayó de espaldas y quedó de frente a él, tan imponente, inevadible. Lo único que quedó fue mirarlo, caliente y asesino, verlo hasta reventar en el pasto, su luz que al fin llenó todo hasta sus poros y su cuerpo cambio de un momento a otro de material.

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