Llegó a la escuela con una sonrisa gigante, sin desayunar y con cámara en mano. Hacía frio y todavía estaba oscuro pero no importaba porque ese mismísmo día iba a ver su último acto del 25, sacar fotos en blanco y negro y tomar chocolate caliente, puras excusas para ser feliz, infantil de forma natural sin que nadie le dijera nada.
Los padres estaban contentos, los chicos vestidos de gauchas, damos antiguos y raperos, como debe ser, y ella estaba rebozaba alegría por su cámara sin flash llena de primeros planos.
Se paseaba por todos lados molestando a la gente que ya se había acostumbrado a la molesta de las fotos, tirándose al piso o trepando bancos con su pollera de escuela para conseguir mejores planos, nada había en el mundo mejor que eso
La algaravía, el chocolate, las sonrisas sin dientes y el blanco y el negro eran tan extremos que se olvidó de sacarle a la cámara el coso chupalmas y, uno a uno, los chicos fueron dejando sus sonrisas tras la lente, uno a uno se fueron quedando sin alma y, uno a uno, se convirtieron en zombis aun sin pudris y se la llevaron, y ahí se comieron rápido los dentados y lento los sin dentar. Eso sí, dejaron el pelo, las uñas y el dedo, porque se le había gastado tanto de fotografiar que se le había puesto negro.
1 comentario:
Nice Blog :)
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