Seguía avanzando la facultad sin cambiar nada, sin dejar nada como estaba antes. Hace dos meses casi que estamos acá, hace siete años que venimos, pero si empezamos ayer, como puede ser que hayamos hecho tantas cosas, que miremos atrás y no hayamos hecho nada, que hayamos progresado poco y nada, que hayamos progresado mucho y nada.
Hoy Lola no estaba, o por lo menos no en ese entonces. Habían estado estudiando matemática. Ya era época de parciales, más aun, ya habían rendido la mitad de los parciales. Un parcial, un medio de dos (un medio por dos). Ejercicios y ejercicios que no le disgustaban. A veces Lola estaba de más, ella podía sola, con música y te. Te con limón y mate dulce, que vergüenza admitirlo, mate dulce con azúcar antes, durante y post yerba, que le dejaba un gusto horrendo en la boca, atrás, en la base de la lengua, nunca adelante. Debe tener algo que ver con las papilas gustativas, si, seguro. Lola hacía, dejaba hacer, era obvio que el parcial iba a ser suyo, como esa mañana, ese último, único primer parcial de Sociedad, con lo segura que estaba de que no lo iba a volver a escribir, no con Lola al lado dictándole las cosas que ya sabía, Lola impaciente que no la dejaba pensar. Todo el día haciendo sin pensar, una máquina de pensar las cosas por adelantado, siempre un trazo adelante del monge de la maqueta, vas a ver que después nos pide una vista oblicua. Ves, te dije, vista oblicua y corte. Nos pide dice, a Luz le pide, a vos nadie te pide nada Lola, realmente nunca nadie te pidió nada. Pero al fin quien lo hace sino Lola, ¿a quien le piden entonces? ¿Quién va a las clases?¿Quien habla?¿Quién vive?. Una, ninguna, media. Un medio de una.
Ahora era seguro, vivía ella porque estaba pensando, pensar por primera vez en el día. Ahora seguro vas a leer lo de proyectual dijo, yo ya se que es, por supuesto Lola vos no dormís, ¿o sí? vos no te conectás, creo que no comés. No viajás en colectivo, no me dejás pensar, no puedo reflexionar sobre nada, sobre Lola que aparece siempre y desaparece, que me escucha y me sabe de pies a cabeza como al modelo agroexportador. A Inglaterra le convenía que alguien produzca materias primas, a Lola le conviene que tenga manos para no atrazarla con su propio tecleado. Pero vivía ella porque Lola se había ido y ella había leído lo de proyectual. No era del todo mala, la dejaba leer eso que le gustaba, que sabía que le iba a gustar, que la iba a hacer pensar. Pensar en otra cosa, no en Lola, Lola buena que la dejaba leer en su tiempo libre, que la dejaba escuchar música y hasta hablar sola, Lola divina Lola buena oh todopoderosa.
Love ir all, love is true. Love is all, love is you. Las mamushkas en el desierto estaba leyendo, ¿qué es esto? Mamushkas que lloran y se abren, que adentro tiene otras mamushkas que lloran y se abren, que adentro tienen otras mamushkas que lloran y son mamushkas que se abren y lloran y mamushkas abren lloran mashka abren lloran ushka. Entra pollo sale pollo, más fácil. Que horrible ser una mamushka. Nunca se es una mamushka, se es un pedazo, una mitad, dos mitades, tres mitades huecas, dos mitades con dos mamushkas adentro, la mamushka del final que es tan chiquita que ni por ser mamushka llora. Pero si se runa mamushka es como ser madre, salvando los colores. Una madrushka se abre y sale la hija, que se abre y sale la nieta, que se abre y se abre y se abre, y nunca más se cierra porque no quiere cerrarle el paso a la otra madrushka que también quiere ser abuelushka para que haya otra por la cual no cerrarse, y entender a su madrushka que abrió a su abuelushka, que se lamentan por el pasado de ser completas y se regodean en su pariente completa, tan lejana ya que hasta de color cambió. Eso si, a pies de mamushka abierta no llegan lágrimas, caen en el piso o en donde sea menos a los zapatos que no tienen las mamushkas. Prefiero llorar y tener pies. No estás escuchando la música. Si, pero me acompaña. Es difícil darse tiempo de mirar al techo con música que te entra por la raya al costado, que tiene movimiento que nos ves pero es como escrito con limón o el infrarrojo del control remoto. Ojalá dieran de esas fotocopias más seguido, para poder tomarse el tiempo de mirar al techo leyendoescuchando you know it ain't easy, you know how hard it could be, apagar el cerebro para prenderlo del todo bien, cerebro y nada mas, sin piernas, sin brazos, pelo ni hablar, nada más hojas, manoresaltador, a veces la oreja que pica y las orejas que titilan, escucha no escucha, escucha no escucha.
Ahí viene Lola con las zapatillas en la mano. Vamos al gimnasio le dice. No me gusta el gimnasio. ¿Querés comer como una bestia? Peso tres kilos mojada. Pesás tres kilos mojada porque vas al gimnasio. Peso tres kilos mojada porque me secaste el cerebro y soy 70 % agua piensa, y seguro Lola lo escucha. No le salía putear, pero la verdad quelaputaquelapario.
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